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  • Foto del escritorEl Escondite - Reserva Natural

CARTA A MI AMIGADESDE EL ESCONDITE – RESERVA NATURAL

Una historia de ficción, que puede ser muy real cuando visitas El Escondite.

¡Hola mi amiga!, no te sorprenderás de recibir esta carta, ya me conoces y sigo siendo el mismo romántico de hace 30 años, y a mis bien puestos 45 aún me encanta usar este medio para compartir contigo mis experiencias. El último viaje que hice, ¡no imaginas hasta donde me llevó!, nada más ni nada menos que hasta Latinoamérica, a Colombia, y no satisfecho con semejante aventura, alcancé a llegar hasta el Putumayo, una región muy olvidada, con una historia larga y dolorosa del conflicto armado, pero tremendamente bella por sus paisajes naturales.


Yo que vengo del norte de Europa, acostumbrado a otro tipo de paisajes, este viaje lo he disfrutado enormemente, cada rincón que descubro tiene su propia belleza y atractivo. Para mi ha sido muy particular pasar de un piso térmico a otro, es como tener una mezcla de varias estaciones en un solo día, la próxima vez que haga este viaje estarás más que invitada, porque si en solitario me ha parecido increíble, creo que descubriría muchos más detalles acompañado.



Cuando organicé mi ruta por el Putumayo, identifiqué una reserva natural llamada El Escondite. Me llamó la atención que estando tan cerca de una vía principal y teniendo un acceso tan sencillo, pues no requiere de un gran esfuerzo para llegar ahí, ¡tuvieran más de 300 registros de aves!, y de estas por lo menos 10 no estaban entre los míos y esto me lleno de expectativas. Para visitar la reserva hablé con su propietario el Dr. Hernando Rodríguez, él es un veterinario ya pensionado, que hace más de 20 años empezó a reforestar y recuperar su finca, antes ganadera, para buscar alternativas más sostenibles y sobre todo con el propósito de dejar un legado de conservación de su parte y de su familia. Hace algunos años abrieron sus puertas a recibir turistas de naturaleza, y de verdad que es interesante ver el impacto en gran diversidad de especies que buscan un hogar seguro, que puede lograr la preservación de 124 hectáreas de bosque.


Llegue a esta reserva a media mañana, me recibieron muy bien, previamente me habían ofrecido un guía local para hacer los recorridos de observación de aves, por su puesto lo tomé, porque contaba con tan solo dos días para esta visita y solo con un guía local podría llegar a los mejores lugares para buscar las especies que quería encontrar. Me causó mucha curiosidad que me preguntaron con qué sentido quería realizar mi visita, solo por dar una respuesta dije que, con el olfato, pues como observador de aves, normalmente uso la vista y el oído, e incluir este otro sentido me pareció un reto interesante.


Iniciamos nuestro recorrido por los senderos, sin lugar a dudas es un lugar sorprendente, rodeado por ríos y quebradas, las aves no se han esperar, y yo feliz registrando y tomando muy buenas fotografías, puedo decir que disfruté mucho descubrir entre los senderos esos árboles gigantes, de los cuales te envío un par de fotos, porque es imposible describir la sensación que da su inmensidad, sin recurrir a una fotografía que muestre que me veo como una hormiga al lado de estos monumentos de la naturaleza, esto explica claramente porque hay un sendero emblemático llamado “Los Gigantes”. En cada paraje, entre el bosque, al lado de los ríos, en algún claro bajo un fuerte sol, hacíamos el ejercicio de dejar la cámara de lado, cerrar los ojos, y espirar profundo, buscando complementar la experiencia con nuestro olfato, ¡no me lo vas a creer!, pensé que me iba a molestar que me distrajeran de esta forma de mis fotos y mis aves, pero al contrario, disfrutaba mucho más el momento y por alguna razón, se quedaban las imágenes con mucho más detalle en mi memoria, ahora cierro los ojos, respiro profundo, y fácilmente veo y escucho claramente estos paisajes y las aves que los merodean.



El mejor momento de esta experiencia definitivamente fue cuando por fin encontramos al tucanete de Reinward o tucancito de pico rojo, en Colombia le dicen pichilingo aserrador, lo buscamos mucho y fue mi mejor lifer de esta visita, pude escuchar su canto, tomar muy buenas fotos y videos, y luego de disfrutar mi emoción, cierro los ojos, y respiro profundo, ese olor a selva húmeda me invade, y me siento parte del lugar, acompañado por este tucán, nunca olvidaré esta experiencia, y no dejaré de recomendarla, vale mucho la pena pasar un par de días en esta reserva, aves, monos, mariposas, comida muy rica, muy buenos espacios para descansar y pasar la noche.


Tienes que venir conmigo en mi próxima visita!! … un gran abrazo y me seguiré reportando desde cada destino.


Alan Mosbach

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